Resulta que en los países occidentales los guardias fronterizos también aceptan sobornos en especie, cosa que la chica rusa sabía desde hacía tiempo, ya que contrabandeaba tranquilamente algunos paquetes prohibidos y estaba dispuesta a pagar lo que fuera por ello e incluso con gusto, sobre todo cuando hacía una mamada...
Era obvio que esta rubia hacía tiempo que echaba de menos un polvo de calidad y una buena polla. Comenzó a pulirla con su lengua, lubricando al mismo tiempo para la penetración del culo.