Buena manera de que los abuelos le metan la polla en el coño. Quizá no contaba con tal vigor, pero los tipos eran de la vieja escuela: la manoseaban como caballos jóvenes. Y lo honorable fue que no se olvidaron de su culo. Eso es lo que no arruinaría un surco. Sacaron emociones positivas de la chica y se fueron a jugar al dominó. Con esa energía, podrías estar jugando con las chicas hasta los 100 años. ¡Un palo añade un año a la vida!
Para la hija, es un intento de ganar experiencia no en la calle con drogadictos y alcohólicos, sino con su propio padre como miembro de la familia. Para el padre, es una excusa más para liberar la tensión sin engañar a su mujer.